HISTORIA DE DOS SEMILLAS

NARRADOR

Había una vez dos semillas que estaban juntas en el saco del sembrador, que felices eran, que calentitas estaban todas juntas como amigas, no había peligros…
Pero un buen día, como era normal y de esperar el sembrador pensó:

SEMBRADOR

Ha llegado el sol de primavera, es hora de sembrar mis semillas, la tierra ya está dispuesta, el sol ya calienta, si quiero tener una buena cosecha no queda más remedio que meter las semillas en la tierra.

NARRADOR

El sembrador se fue al campo, iba con su saco repleto de semillas, allí estaban las dos amigas: Semivaliente y Semimiedosa. Todo estaba verde, la tierra bien negrita, y los pájaros pajarotos esperando.
El sembrador se acercó a la tierra y depositó la primera semilla con mucho cariño, no quería que se hiciera daño, que estuviera lo más a gusto y feliz posible, para que diera MUCHO, MUCHO FRUTO.
Los pajarotos están arriba de las escaleras y la semilla escondida detrás de la tela negra, aparece y desaparece cada vez que habla, pizpireta y feliz.
La primera semilla dijo:

SEMILLA V

¡Hola soy Semivaliente, la semilla más feliz! Le doy gracias al sembrador por dejarme en la tierra.

PAJAROTOS

¿Para qué narices quieres entrar en la tierra? Todo está oscuro, húmedo y frío.

SEMILLA V

No me importa, soy la semilla feliz. Yo quiero crecer, quiero hundir mis raíces en el suelo y hacer que mis brotes empujen y salgan a la luz.

PAJAROTOS

¿Y para qué quieres salir?, menudo trabajo, para eso tienes que romperte toda, y eso duele.

SEMILLA V

No me importa, soy la semilla feliz. Quiero echar mis brotes de color y primavera.

PAJAROTOS

¿Y para qué tanto brote con lo bien que se está en la trip… en la trip…, perdón en la tierra?.

SEMILLA V

Soy la semilla feliz, quiero romperme para dar el hermoso fruto que el sembrador espera de mí.

PAJAROTOS

O sea, que no te importa pasarlo mal, incluso morir debajo de la tierra sólo por dar un hermoso fruto. ¡Las semillas estáis locas, no hay quien os entienda.

NARRADOR

Allí se quedó la semilla feliz, no le importaba nada con tal de convertirse en un hermoso fruto.
Pero un poco más allá el sembrador depositó a la segunda semilla, que empezó a gritar ciega de desesperación:
Los pajarotos se cambian al otro lado de las escaleras para hablar con la semilla miedosa…

SEMILLA M

¡Por favor, señor sembrador, no me deje aquí tirada, tengo miedo, mucho miedo!.

PAJAROTOS

¡Hombre, por fin, una semilla con sentido común!. ¿Qué te pasa semilla triste?

SEMILLA M

¿Qué me pasa?, ¡menuda pregunta!, ¡que tengo miedo, mucho miedo!. En esta tierra todo es oscuridad.

PAJAROTOS

¿Por qué no quieres estar en la tierra?.

SEMILLA M

Porque está fría húmeda y oscura, y yo estaba mejor en el sofá de mi casa.

PAJAROTOS

¿Por qué no dejas crecer tus raíces?.

SEMILLA M

Porque el suelo está muy duro y puedo hacerme daño en mis delicados brotes.

PAJAROTOS

Pero sólo estando en la tierra podrás dar brotes y frutos.

SEMILLA M

¡Vaya listos que sois!. Si saco un brote el sol me quemará y los pajarotos me comerán.

PAJAROTOS

¿Qué dices? Somos buena gente, nosotros no comemos…, bueno ese es otro tema. Semilla, tienes que arriesgar, sino ningún fruto vas a dar.

SEMILLA M

¡No me importa, pajarotos. No quiero que me pisen ni me arranquen, no me quiero entregar!.
¿No es mucho mejor esperar y estar cómoda en mi sofá, quizá el año que viene…?”

PAJAROTOS

Allá tú, pero ya sabes que la semilla que no muere al final otro la muerde.

NARRADOR

Y así esperaron muchos días, cuando de repente un día llegó la primavera. La semilla valiente, que se supo entregar, empezó a brotar, a crecer sana, fuerte y feliz. Se convirtió en la más hermosa de las flores… y hasta los pajarotos paparazzi venían a verla y…
La semilla 1 se levanta muy colorida y grita…

SEMILLA V

¡Ay, qué feliz estoy!. Por saber regalarme a los otros he dejado de ser semilla y ahora soy la más hermosa de la familia.

NARRADOR

Pero la semilla miedosa se quedó tirada en la tierra. Por allí había una gallina que escarbaba en el suelo en busca de comida y encontró la semilla que esperaba, y sin pérdida de tiempo se la comió.
La semilla 2 se levanta muy triste, dice su frase y se la lleva la gallina.

SEMILLA M

¡Oh, que desgracia la mía! Por ser tan miedosa y egoísta he perdido la alegría, y no sirvo para más que para hacer una papilla.

NARRADOR

Y aquí se acaba la historia que los de primero os queríamos contar. Un sembrador, dos semillas, dos maneras de vivir: el que por amor se sabe entregar, y el miedoso que no sabe ni quiere arriesgar.
Si os ha gustado aplaudidnos de verdad, y si no tendréis que hacéroslo mirar.