Hace mucho tiempo, un rey quería ver lo lista que era la gente de su reino, pensó la mejor manera, colocó una gran roca en medio de un camino por el que todos tenían que pasar cada día para ir del trabajo a casa. Una vez que colocó la gran piedra se escondió y miró para ver si alguien quitaba la tremenda piedra.
(Sale el primer niño, mira y piensa…)
Pasó el primer caminante, vio la piedra, se quedó mirando, pensó y dijo:
¡Paso de todo, no me importa!.
Voz en OFF
Dio un rodeo y siguió su camino.
(Sale el segundo niño, mira y toca…)
Pasó otro caminante, se encontró delante de la piedra, se quedó miran, sin apenas tocarla, simplemente protestó:
¡Vaya fastidio de piedra, mejor me voy a jugar a casa con mis cosas!
Voz en OFF
Y se marchó dando un rodeo.
(Sale el tercer niño, mira, escala y pega…)
Al poco pasó otro caminante, se encontró con la piedra, intentó escalar, pero no pudo, le pegó patadas y gritó:
¡Esta piedra es un rollo, las culpa es de los políticos!.
Voz en OFF
Dijo esa tontería típica y dando un rodeo se marchó.
(Sale el cuarto niño, mira, piensa y se pone a llorar…)
Al poco pasó otro caminante, se encontró con la gran piedra, la miró, se sentó a llorar. Y lloraba y lloraba, así que no hizo nada para quitar la piedra, dio un rodeo y pasó del problema…
¡Buag, buag,…no puedo, no puedo, buag…!
Voz en OFF
El rey estaba muy triste y decepcionado, ninguno de sus súbditos era capaz de solucionar el problema, la piedra seguía en medio del camino.
El rey pensaba que no había nada que hacer, nadie veía el problema que tenían, nadie pensaba en los demás.
Estando en estos pensamientos vio cómo se acercaba un nuevo caminante, pensó que haría como los anteriores, protestaría y pasaría de todo.
(Sale el quinto niño, mira, piensa y se pone a empujar, no puede…)
Pero aquel caminante era diferente. Venía muy cansado de su día de trabajo. Así que se paró y se puso manos a la obra, comenzó a empujar la piedra con todas sus fuerzas, empujaba, empujaba, pero la piedra era demasiado grande para él.
Voz en OFF
¡Espera, espera, yo no podré pero sí con mis amigos!
(El quinto niño va a buscar a un amigo, vuelve con él y empujan…)
Así que no se lo pensó más, fue corriendo a buscar a alguien que le ayudara a mover aquella piedra que les estaba incordiando y fastidiando la vida.
Volvió con sus amigos, y entre todos empujaron y empujaron con todas sus fuerzas hasta que consiguieron moverla y dejar el camino libre.
Para su sorpresa, cuando la piedra ya estaba fuera del camino, vieron que debajo había una bolsa, la abrieron y cuál sería su sorpresa, estaba llena de monedas de oro, montones de monedas que les convertirían en los más ricos del reino, y se pusieron a gritar:
¡Viva, viva, somos ricos!...
Cuando estuvieron más tranquilos miraron dentro de la bolsa y descubrieron que había algo más, un papel, eran una carta:
(Cogen la carta que hay en la bolsa y se lee en voz alta…)
¡Enhorabuena, esforzados amigos, sois los únicos que habéis pensado en lo mejor para todos, gracias a vuestro esfuerzo el camino vuelve a estar libre para todos los que quieran pasar.
Os habéis ganado el premio, lo mismo que pasa en la vida, cuando te esfuerzas por hacer la vida más feliz a los demás eres más feliz tu, eres feliz de verdad…
(Podía aparecer intercalada entre cada caminante una especie de voz de conciencia o comentario del rey, sobre la actitud o pasotismo o tontería de cada uno de ellos, incluso podía estar alguien con el Jesusito con una grabación reprobatoria o chistosa como)
Amigo, ¿por qué no quitaste
esa piedra que te encontraste?
¡Qué torpe y ciego estás,
piensa en ti y en los demás!