LA PASIÓN DE JESÚS según SAN MARCOS

Evangelio para el Domingo de Ramos Misa de Niños

NARRADOR

Se acercaba el tiempo de la Pascua. Un tiempo en el que los judíos celebraban su salida de Egipto.
Era tradicional por esta fiesta reunirse las familias y sentarse a la mesa todos juntos para comer un cordero, el Cordero pascual. También Jesús reunió a su familia, a sus amigos, es decir, a sus discípulos. En un momento de la cena, para demostrarles lo mucho que les quería a ellos y a todos los hombres, cogió una toalla y se puso a lavarles los pies, no lo entendían y no les gustaba mucho. Pero lo más grande vino después, Jesús se levantó y dijo:

JESÚS

¿Sabéis?. Esta será la última vez que comemos juntos, porque dentro de poco me apresarán. Pero vosotros, si queréis, podréis recordarme siempre así, como soy yo, e incluso podéis revivir este momento.

NARRADOR

Entonces cogió un poco de pan, se lo repartió a todos, y dijo:

JESÚS

Tomad y comed. Este es mi cuerpo que se da por vosotros.

NARRADOR

Y después hizo lo mismo con la copa de vino:

JESÚS

Tomad y bebed. Esta es mi sangre, la sangre de la nueva alianza.

NARRADOR

Los discípulos estaban asustados, no entendían aquellas palabras. Les parecía una locura, pero lo aceptaron porque era el mejor regalo que les podía hacer nadie.
Y Jesús sigue diciendo:

JESÚS

Cada vez que me queráis recordar, haced esto en memoria mía.

NARRADOR

Después de la cena se fueron al Monte de los Olivos para rezar juntos, pero todos estaban cansados y querían dormir. Jesús se enfadó un poco:

JESÚS

Pero, ¿qué pasa?. ¿Es que no podéis estar despiertos una hora aquí conmigo?.

NARRADOR

Al poco tiempo vio que se acercaba un grupo de soldados y que Judas, uno de sus amigos, encabezaba el grupo. Jesús sabía lo que iba a ocurrir en ese momento. Judas le besaría y de esa manera le reconocerían los soldados.
Arrestaron a Jesús, y Pedro le seguía de lejos. Fue entonces cuando se cumplió lo que Jesús había dicho:

JESÚS

"Antes de que cante el gallo me habrás negado tres veces".

NARRADOR

Jesús lo pasó francamente mal. Los hombres que le tenían preso se burlaban de Él y le golpeaban.
Le llevaron de tribunal en tribunal, y en todos era lo mismo: preguntar, acusar y mentir; mientras, Jesús, permanecía tranquilo, porque sabía que su Padre-Dios estaba con él.
Cuando se hizo de día le llevaron ante el Sanedrín, un tribunal compuesto por los Sumos Sacerdotes y Escribas. Allí le preguntaron:

SANEDRÍN

¿Eres tú el Hijo de Dios?.

NARRADOR

Y Jesús, respondió sin miedo alguno:

JESÚS

Vosotros lo habéis dicho. ¡¡¡Sí, lo soy!!!

NARRADOR

Más tarde le llevaron ante Pilato, el gobernador romano, y lo presentaron como un revoltoso, un gamberro. Y Pilato le preguntó directamente:

SANEDRÍN

¿Eres tú el Rey de los judíos?.

NARRADOR

Y Jesús, volvió a responder:

JESÚS

Sí, tú lo dices, yo soy Rey.

NARRADOR

Pilato no encontraba en Él ningún delito, pero la gente poderosa siguió insistiendo:

GENTE

Pilato, ¿es que no te das cuenta?. Es un peligro con sus palabras. Tiene a la gente embobada, les engaña diciendo que es el Mesías de Dios.

NARRADOR

Fue entonces cuando Pilato supo que Jesús era galileo y que, por tanto, él no debía juzgarlo. Se lo envió a Herodes y éste, después de insultarle y pegarle, se lo devolvió a Pilato, que dijo:

SANEDRÍN

Escuchad, no encuentro faltas graves en este hombre, así que lo castigaré un poco y después lo soltaré.

NARRADOR

Era tradición en ese tiempo de Pascua soltar a un preso y el pueblo pidió a grandes gritos:

GENTE

¡¡¡Suelta a Barrabás el ladrón y a éste crucifícalo!!!.

NARRADOR

Ante tanta insistencia, Pilato dijo:

SANEDRÍN

De acuerdo, pero yo de este asunto no quiero saber nada, así que me lavo las manos.

NARRADOR

Los soldados hacían burla de Jesús, le vistieron con un manto, le pusieron la corona de espinas y le pegaban con un palo. Y todos le gritaban: ¡Salve, rey de los judíos!
Después de la burla lo obligaron a cargar con la cruz y a subir a un monte muy alto.
La Cruz pesaba mucho en el camino hacia el monte Calvario y un hombre, Simón de Cirene, fue obligado para que cargara con la Cruz de Jesús, para que le ayudara con su cruz. Mientras caminaban, Jesús iba tranquilizando y consolando a todas las personas que lloraban y protestaban por lo que le estaba pasando.
Fue crucificado entre dos hombres y hasta en ese último momento tan doloroso, perdonó a los que tan mal le habían tratado, y dijo:

JESÚS

Padre, perdónales porque no saben lo que hacen.

NARRADOR

Encima de la cruz pusieron un cartel que decía que era el Rey de los judíos. Y Jesús, sufriendo mucho, gritó:

JESÚS

Padre, ¿por qué me has abandonado?

NARRADOR

Jesús ya no aguantaba más, así que se entregó al Padre. Hubo un terremoto, se rompieron las paredes del Templo de Jerusalén y el soldado romano que le vigilaba dijo:

SANEDRÍN

Realmente, Jesús era el Hijo de Dios.

NARRADOR

Como todavía estaban en fiestas, su Madre y sus amigas cogieron el cuerpo de Jesús y lo enterraron en el hueco de una roca y pusieron una piedra muy grande para que nadie entrara.

JESÚS RESUCITÓ PARA DARNOS LA VIDA

Después de que enterraron a Jesús, el Sábado bien temprano, algunas mujeres de su pandilla fueron a visitar la tumba donde le habían puesto, querían perfumarlo un poco. Pero cuando se acercaban vieron que la piedra que tapaba la entrada estaba a un lado, abierta de par en par. Se asustaron mucho, pero entraron. ¡Qué sorpresa!, el cuerpo de Jesús no estaba allí. Y pensaban que alguien se lo había llevado.
Salieron llorando, y de pronto vieron a un hombre vestido de blanco allí sentado y le preguntaron por Jesús. Algo les pasaba que no reconocían a aquel hombre, ¡era Jesús en persona!. Y les dijo:
¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo?.
Entonces las llamó por su nombre y se dieron cuenta, era Jesús que había resucitado. Se pusieron locas de contentas, así que fueron corriendo a avisar a los discípulos, a contárselo a todos. Y cuando iban de camino recordaron lo que les había dicho Jesús hacía tiempo, que Él tenía que ser entregado por los hombres, que sería crucificado, pero que al tercer día iba a resucitar. Y así lo contaron:
¡Estad alegres porque Jesús ha resucitado!.