ESCUCHAMOS A JESÚS

Una Madre aburrida sentado en la alfombra delante del altar (o en una silla) reflexionando y un poco triste y apagada. Se le acerca otro padre que la ve y se para a hablar con ella...

PADRE

¿Qué te pasa que estás aquí tan seria y tan apagada?

MADRE

¡Ay, no sé... Es que estoy pensando en esas palabras que acaban de leer... esas de Dios, diciendo que vamos a ser todos su Pueblo, y que va a estar en nuestros corazones, y todos vamos a estar felices porque nos quiere mucho...

PADRE

Si, ¿no es genial? A mí es que esa lectura... ¡me da mucha alegría! Parece que me levanta el ánimo...

MADRE

No, si eso está muy bien.. pero mira, yo, la verdad, a veces me siento un poco.. ¿cómo decirte? “rara”.

PADRE

¿Rara? Y eso ¿por qué?

MADRE

Mira yo intento hacer con los amigos, con mi hija, con mi familia todo lo que escucho y recibimos aquí. Pero la gente no hace otra cosa que decirme que estoy loca, que eso de creer ya no se lleva... Además, en cuanto se enteran de que educo a mi hija para seguir a Jesús creen que soy un bicho raro, y me empiezan a preguntar y a dar la lata con que si el papa dice, que si la Iglesia hace, que si los curas...

PADRE

Bueno, mujer... ¿Yeso te preocupa de verdad? No les hagas ni caso, porque seguro que no han tenido la suerte que tenemos nosotros y no han conocido a Jesús, y les cuesta entenderlo...

MADRE

Sí, si... pero ¿es que mis amigos creyentes, también creen que soy rara, porque vengo a misa y traigo a mi hija al catecismo... Y además, dicen que las misas que hacemos que son muy raras y que no deben ser misas de verdad…

PADRE

Amiga... Te veo muy, muy perdida, a ti te va venir bien oír ésta historia:
(El padre se sienta en la alfombra a escuhar. Lo narra uno desde el ambón y otros tres hacen de viejo, burro y niño... Se le ponen unas orejas al burro insertadas en una diadema, y listo, que para eso ye minimalista. Y según sea, van montados uno encima de otro... dando paseos por delante del altar. El pueblo ofendido pueden se chavales nuestros sentados en las escaleras, se levantan y gritan fuerte).

NARRADOR

Eran una anciana y una niña que viajaban con un burro. Caminaban al lado del jumento cuando atravesaban un pueblo. Un grupo de niños se rio de ellos gritando:

PUEBLO

¡Mirad qué par de tontos! De manera que tienen un burro y van los dos andando. Por lo menos la vieja podría subirse a él.

NARRADOR

Entonces la anciana se subió al burro y ambos siguieron la marcha. Al pasar otro pueblo, algunas personas se indignaron al ver a la vieja sobre el burro y dijeron:

PUEBLO

Parece mentira. La vieja cómodamente sentado en el burro y la pobre niña caminando.

NARRADOR

Ellas intercambiaron sus puestos. Al llegar a la siguiente aldea, la gente comentó:

PUEBLO

¡Esto sí que es intolerable! La muchacha sentada en el burro y la pobre anciana caminando a su lado.

NARRADOR

Puestas así las cosas, el viejo y el niño se subieron al burro. Poco después venían un grupo de campesinos por el camino. Les vieron y les dijeron:

PUEBLO

¡Es vergonzoso lo que hacéis! Vais a reventar al pobre animal.

NARRADOR

La vieja y la niña tomaron la determinación de cargar al burro sobre sus hombros, pero entonces la gente se mofó de ellos diciéndoles:

PUEBLO

Nunca vimos una gente tan boba. Tienen un burro y en lugar de montarlo, lo llevan a cuestas.

NARRADOR

Así que la anciana, el niño y el burro se cansaron de aquellos pesados que no dejaban de criticar y se marcharon a otro pueblo donde los dejaran vivir en paz.

PADRE

¿Qué,… te ha quedado claro? Si haces únicamente lo que te dicen los demás acabarás más perdido que Kiko en Gran hermano ¿Sabes lo que te digo? Escucha sólo la voz de tu corazón y piensa en tu hija.

MADRE

Gracias, amigo, ahora me quedo más tranquila y más feliz. Como quiero lo mejor para mi hija y para mí, digan lo que digan no le voy a dejar de seguir.