EL CAMPESINO INCRÉDULO Y LA TORMENTA

NARRADOR

Érase una vez un hombre que no creía en Dios. Su mujer, en cambio, era muy creyente. Una Nochebuena en que estaba nevando, la esposa se disponía a llevar a los hijos al a la Misa de Gallo. Le pidió al marido que los acompañara, pero él se negó.

CAMPESINO

¡Qué tonterías!. ¿Por qué Dios se iba a rebajar a descender a la tierra a hacerse hombre? ¡Qué ridiculez!.

NARRADOR

Se quedó en casa. Un rato después, los vientos empezaron a soplar con mayor intensidad y se desató una tormenta de nieve.
Al cabo de un rato, oyó un golpazo; algo había golpeado la ventana. Luego, oyó un segundo golpe fuerte. Miró hacia afuera, pero no logró ver a más de unos pocos metros de distancia. Cuando empezó a amainar la nevada, se aventuró a salir para averiguar qué había golpeado la ventana.

CAMPESINO

¡qué raro, dos patos que han chocado con la ventana, ¿y eso?, una bandada de patos salvajes. Seguro que emigran al sur para pasar allí el invierno, les sorprendió la tormenta de nieve y no pudieron seguir.

NARRADOR

Daban aletazos y volaban bajo, en círculos por el campo, cegados por la borrasca, sin seguir un rumbo fijo. El agricultor sintió lástima de los patos y quiso ayudarlos.

CAMPESINO

Sería ideal que se quedaran en el granero. Ahí estarán al abrigo y a salvo durante la noche mientras pasa la tormenta.

CONSEJO 1

¡Abre las puertas del establo de par en par para que así puedan entrar!.

NARRADOR

Los patos se limitaron a revolotear dando vueltas. No parecía que se hubieran dado cuenta siquiera de la existencia del granero.

CONSEJO 2

¿Por qué no intentas llamar la atención de las aves, tal vez así te sigan al establo?

NARRADOR

Pero sólo consiguió asustarlas y que se alejaran más.

CONSEJO 3

Entra a la casa y saca algo de pan, pártelo en pedazos y deja un rastro hasta el establo.

NARRADOR

Sin embargo, los patos no entendieron. El hombre empezó a sentir frustración.

CONSEJO 4

Corre detrás ellos, intenta ahuyentarlos en dirección al granero.

NARRADOR

Lo único que consiguió fue asustarlos más y que se dispersaran en todas direcciones menos hacia el granero.
Por mucho que lo intentara, no conseguía que entraran al granero, donde estarían abrigados y seguros.

CAMPESINO

¿Por qué no me seguirán? ¿Es que no se dan cuenta de que ese es el único sitio donde podrán sobrevivir a la tormenta?.

NARRADOR

Pensando por unos instantes, cayó en la cuenta de que los patos no seguirían a un ser humano.

CAMPESINO

Si yo fuera uno de ellos, entonces sí que podría salvarlos.

NARRADOR

Seguidamente, se le ocurrió una idea. Entró al establo, agarró un pato doméstico que tenía y lo llevó en brazos, paseándolo entre los otros patos salvajes. A continuación, lo soltó. Su pato voló entre los demás y se fue directamente al interior del establo. Uno por uno, los otros patos lo siguieron hasta que todos estuvieron a salvo.
El campesino se quedó en silencio por un momento, mientras las palabras que había pronunciado hacía unos instantes aún le resonaban en la cabeza:

CAMPESINO

Si yo fuera uno de ellos, ¡entonces sí que podría salvarlos!.

NARRADOR

Reflexionó luego en lo que le había dicho a su mujer aquel día:

CAMPESINO

¿Por qué iba Dios a querer ser como nosotros? ¡Qué ridiculez!.

NARRADOR

Entendió lo que había hecho Dios.

CAMPESINO

Nosotros éramos como aquellos patos: estábamos ciegos, perdidos y a punto de perecer. Dios se volvió como nosotros a fin de indicarnos el camino y, por consiguiente, salvarnos.

NARRADOR

De pronto comprendió el sentido de la Navidad y por qué había venido Jesús a la tierra.

CAMPESINO

"Dios… ahora entiendo por qué tuviste que hacerlo" "Te hiciste hombre… te hiciste uno de nosotros… para salvarnos, cargaste con nuestravida y nos permites entrar en el cielo para gozar de la felicidad junto a ti" "¡Gracias Dios!… ¡Muchas gracias!" "¡Gracias Señor, por venir en forma humana a sacarme de la tormenta!".