Ha empezado el tiempo de Adviento, nos dicen que es un tiempo para esperar la venida de Jesús. Pero ¿sabéis una cosa?, tanto venir al cate, tanto venir a misa y la mayoría no sabemos esperar a Jesús.
¡Eh, chicos, mirad una carta de Jesús!. ¿Quién la quiere leer?.
Hola a todos, soy vuestro amigo Jesús, ya sabéis, el hijo de Dios, el que siempre nace en Navidad.
Os escribo esta pequeña carta porque tengo un problema. Como todos los años quiero venir a quedarme con vosotros, por lo que os pido un favor: preparadme un sitio en vuestra casa, en vuestro corazón.
No quiero que me pase como el año pasado, vine todo ilusionado y me quedé solo y en la calle, casi nadie se dio cuenta de mi presencia, y todo el mundo me dejó tirado.
Por favor, abrid bien los ojos, limpiad la casa, preparad el corazón y recibidme como una familia muy alegre.
Gracias. Nos vemos pronto.
(Gritando) Vaya notición, viene Jesús…
Pero, ¿no viene todos los años?, y nadie le hace caso.
Que no, tío, que no, que esta vez va en serio, hay que contárselo a todo el mundo…
Dicho y hecho, aquel niño se echó a la calle y a todos los que se encontraba…
Entran dos niños con los ojos vendados.
Eh, vosotros, ¿dónde vais?. Escuchad una buena noticia. Viene Jesús, que ya llega.
¿Dónde?, ¿dónde está? No lo veo por ningún lado…
¿No lo veis?.
¿Dónde, dinos dónde lo podemos ver?…
Aquellos hombres estaban ciegos, así que andaban perdidos… cómo iban a reconocer a Jesús si no le podían ver…
Y el niño-profeta siguió anunciando…
Entran dos niños con los oídos tapados.
Eh, vosotros, ¿sabéis una cosa? Viene Jesús…. Eh, vosotros, pero ¿no me oís?…
¿Qué ruido es ese, tu oyes algo?
No, no oigo nada, será cualquier tontería…
Eh, vosotros, ¿estáis sordos?, pero bueno, que viene Jesús..
Entran unos niños con las manos atadas.
Aquellos niños no oían nada, así que seguían perdidos y no se enteraban de nada…
Pero la niña-profeta no desfallecía, seguía anunciando a todos los que se encontraba por el camino.
Eh, vosotros, escuchad, que llega Jesús…
Vaya bien, pero nosotros tenemos las manos atadas y no podemos tocarle,
No ves que estamos encadenados, no podemos ni abrazarle…
No os preocupéis, seguid buscándole….
Aquellos niños estaban atados a sus propias maldades, no podían tocar, abrazar nada…
Entran dos niños tristes.
Eh, vosotros, ¿qué hacéis?, venid, mirad, viene Jesús.
Nosotros pasamos de Jesús, estamos muy tristes y somos unos egoístas.
Lo nuestro es llorar y protestar por las esquinas.
¡Venga ya!, con Jesús todo puede cambiar.
Aquellos niños también se fueron bastante despistaos y perdidos. Pero nuestra niña-profeta no se cansaba… estaba desesperada, nadie le hacía caso, se sentó encima de las escaleras a esperar a la gente.
Vuelven los ciegos, se quedan de pie delante de escaleras.
Viene Jesús y no le podemos ver. ¿quién nos ayudará?.
Yo quisiera encontrarle pero no lo consigo; por favor, alguien que nos ayude a verle…
La niña-profeta oyó su lamento, se acercó por detrás y pudieron ver…
La niña-profeta baja y les quita las vendas.
Vaya maravilla, ahora si podemos ver a Jesús,…
Gracias, vaya bien ahora…
Los ciegos muy contentos se sientan en las escaleras.
Vuelven los sordos, se quedan de pie delante de escaleras.
Creo haber entendido que viene Jesús, pero no nos enteramos bien, ¿alguien puede ayudarnos?.
Y una vez más la niña-profeta…
La niña-profeta baja y les abre los oidos.
Bien, ya podemos oír a Jesús, las cosas importantes que nos va a decir.
Los sordos muy contentos se sientan en las escaleras.
Vuelven los encadenados, se quedan de pie delante de escaleras.
Queremos abrazar a Jesús, pero no podemos, ¿quién nos ayuda?.
La niña profeta. Se levanta una vez más y les libera…
El niño-profeta baja y les quita las cuerdas.
Menos mal, ahora si que podemos abrazar a Jesús.
Los encadenados se sientan en las escaleras.
Más tarde aparecen los tristes, los enfadaos con la vida…
Vuelven los tristes, se quedan de pie delante de escaleras.
Pasamos de todo, no nos importa nada…
La niña profeta no les hizo caso y fue hasta ellos, y no les deja abandonados…y les dio un poco de corazón…
La niña-profeta baja y les da un abrazo.
Gracias a ti, ahora todo parece diferente.
Los tristes se sientan en la escalera.
Y así, uno a uno, fue como aquellos hombres estuvieron preparados para ver, oír, recibir y acoger a Jesús, y todo gracias a aquella niña que llaman niña-profeta. ¿Os apetece ser niños profetas?.
Hola a todos, soy vuestro amigo Jesús, ya sabéis, el hijo de Dios, el que siempre nace en Navidad.
Os escribo esta pequeña carta porque tengo un problema. Como todos los años quiero venir a quedarme con vosotros, por lo que os pido un favor: preparadme un sitio en vuestra casa, en vuestro corazón.
No quiero que me pase como el año pasado, vine todo ilusionado y me quedé solo y en la calle, casi nadie se dio cuenta de mi presencia, y todo el mundo me dejó tirado.
Por favor, abrid bien los ojos, limpiad la casa, preparad el corazón y recibidme como una familia muy alegre.
Gracias. Nos vemos pronto.